viernes, 31 de mayo de 2013

De mis dias en Berlin [Parte 2]

Una vez en Ostkreuz, empecé a buscar en el mapa que estaba en la estación del metro a donde iba, que dirección tomaba; una vez ubicado en el mapa mi Hostal, a comprar el ticket del metro: como no tenía la menor idea de cómo funcionaban las maquinas que estaban allí, compre un boleto para viaje sencillo por 2,60 €  [$ 43]; en un principio se me hizo algo complicado, pero luego de varios minutos en la máquina, una cola de más de 10 personas esperando detrás de mí para comprar, pude tener mi ticket. Me subí al metro, algo asustado, la verdad, lo único que hacía era mirar el mapa para saber que iba en la dirección correcta; pero con algo de susto que llevaba, me baje en una estación, en la que según mis cálculos, tenía que hacer transbordo, pero cuando me acerque a un oficial para preguntarle, me dijo que no, que del vagón del que me había bajado, me iba a llevar a donde quería, que esperara el siguiente que iba en la misma dirección. Ya con esa información, me relaje un poco. Seguía lloviendo, el metro unas veces por la superficie, otras veces por túneles, así que a rato podía ver el paisaje berlinés. Llegue a la estación de mi destino: Berlín Westend, en el Barrio de Charlottenburg.

Llegue al Hostal. Hice mi Check-in a eso de las 4 de la tarde; aún seguía lloviendo, a estas alturas estaba utilizando mi paraguas, indispensable accesorio en Alemania para salir hasta para la esquina. Como decía, me registre en el Hostal, quise descansar un poco, eran las 4:00 pm, estaba lloviendo, no había comido aún. Luego de media hora de descanso, me salí a la calle sin nada más que mi chamarra, un paraguas, mi cámara fotográfica, por supuesto. Y lo más indispensable: Geld [Dinero].

Cuando empecé a caminar, empecé a vislumbrar lo bello del barrio donde estaba, casas grandes, hermosas, calles tranquilas, parques a cada esquina, muchos árboles, mucho silencio para ser sábado, pero en Alemania todo es silencio. Caminando por aquí, caminando por allá, me topé con el Charlottenburg Scholeß [Spandauer Damm Straße], un gran palacio de estilo barroco impresionantemente hermoso. Hice mis primeras fotos, creo que había dejado de llover a eso de las 5. Pude entrar al patio principal, pero el Palacio como tal estaba cerrado. 

Así que sin más que hacer por allí, me salí, seguí por la hermosa ScholoßStraße, una gran calle con pequeños negocios, muchas casas, alguna que otra iglesia, eso sí, muchos árboles. Camine por allí con mucha lentitud, para poder apreciar todo lo que me rodeaba. No se veía gente en la calle, así que podía decir que estaba solo en el mundo, en ese momento. 
ScholoßStraße
Luego de haber cruzado la calle de un extremo a otro, me topé con una gran avenida, de las principales en Berlín: BismarckStraße, me paré en toda una esquina para hacer una foto panorámica de la calle con sus casas alrededor. Empecé a caminar en dirección Oeste-Este. Una gran avenida como nuestra Av. Insurgentes, algo así. 

En ese caminar me topé con la Deutsche Oper [Opera Alemana de Berlín]. Un edificio algo particular al cual no le tome fotos porque estaban trabajando en la avenida, así que había muchas grúas que impedían tener un buen ángulo. Seguí caminado. Ya a ese punto se me había olvidado que tenía hambre, Berlín me estaba hipnotizando. Después de 2 Km estaba topándome con Ernst-Reuter-Platz, una glorieta inmensa de donde se desprenden varias avenidas grandes en Berlín. Y es allí donde empieza la famosa Av. 17 de Junio, que en mi primera impresión es Paseo de la Reforma. Esa avenida llega hasta la Puerta de Brandemburgo, pero no sabía si podría llegar allí caminando, porque empezaba a sentirme cansado, así que de allí, de la glorieta de Ernst-Reuter-Platz camine por la Av. 17 de Junio hasta Charlottenburg Tor [Puerta de Charlottenburg], dos hermosas columnas que dan la bienvenida a la Av. 17 de Junio.
Charlottenburg Tor

Allí decidí regresar al Hostal, eran algo más de las 5:40 pm, estaba algo cansado; pero mi motivo principal era regresar porque ese día era la fina del Festival de la Canción de Eurovisión. Así que emprendí mi regreso, pero aventurándome, me fui por otro camino diferente al que había tomado. Mejor que no. Me eche una pérdida por un barrio del oeste de Berlín que me mantuvo por más de tres horas caminando buscando el Hostal. A todas estas, aún no había comprado un mapa de la ciudad, así que tenía que llegar por mi propia intuición. Lo cierto fue que en el barrio que me perdí pude conocer otra cara de Berlín. Un barrio hermoso, con casas impresionantes, tiendas, galerías, museos, cafés, restaurantes, boutiques, librerías, parques, jardines, etc. En fin, todo eso de lo que se compone una ciudad, así. No era para nada un barrio peligroso, como seguro ustedes se están imaginando, al contrario, era un barrio estilo San Ángel en el DF. Hacia algo de frío  lo bueno era que no llovía, así que podía caminar e ir contemplando el paisaje a mí alrededor. Por unos momentos se me olvido que me había perdido, no me desespere, me lo tome con mucha calma hasta cierto punto, cuando después de tres horas intentando conseguir el Hostal, empecé a asustarme, casi a llorar; pero me dice: ¡cálmate! Pregunta, no tienes de otra. Y fue así como me acerque a un puesto de revista donde un señor de casi 70 años me indico como podía llegar, todo en alemán, pregúntenme: ¿Que entendí? La mitad. Con esas instrucciones emprende el camino por donde se me había indicado. Después de caminar otro buen rato [Lo bueno era que llevaba unos tenis cómodos] me di cuenta, jajaja, que estaba caminando en círculos. ¡Por Dios! No podía creer lo estúpido que había sido, así que me eche a reír, me pare en un punto, trace una ruta mental para no repetir las mismas calles; por último, luego de 20 minuto, casi lloro de la emoción cuando llegue a la calle indicada. Estaba tan feliz. Seguí caminando, me topé con un súper debajo del Hostal, así que compre algo para comer, porque a todas estas, aún no había comido, con la perdida que me eche, se me olvido el hambre que traía. Así fue como transcurrió mi primer día en Berlín. Llegue al Hostal, comí, me puse a ver Eurovisión. Me dormí como niño hasta el día siguiente.

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