sábado, 6 de julio de 2013

Quiero viajar a.... Los países Bálticos

Hace poco supe por la familia que en agosto tengo 2 semanas de vacaciones para mi solito; la emoción no se hizo esperar. Es una oportunidad única, 2 semanas, de emprender un viaje que me de otra visión de Europa, vamos, salir de Alemania para adentrarme a otras culturas. Hasta ahora, faltando un mes para emprender ese viaje, trato de armar dos rutas, completamente diferentes, para decidir, a más tardar el 20 de julio a donde iré. En el mes de julio tenia pensado un viaje a Praga, que dada las circunstancias actuales, se verá aplazado hasta más adelante, digo, Praga está a solo 5 horas de donde vivo, podría ir en cualquier momento; lo que si no está a 5 horas son las ciudades que me planteo visitar en estas vacaciones, aparte de contar con el presupuesto que exige tal viaje.

Me planteo estar 17 días fuera de casa, que es lo que tengo autorizado para viajar, espero no me cambien el plan, en esos 17 días, que son más que suficientes, espero conocer una gran cantidad de ciudades. Creo que mi inclinación va más a la ruta 2 que he venido organizando, que consta de las siguientes ciudades: Varsovia-Vilnus-Riga-Tallin-San Petersburgo-Minsk. Son 6 ciudades en 6 países diferentes en 17 días. No creo que sea una empresa loca, al contrario, me gusta la idea. El viaje quiero emprenderlo solo, como me gusta viajar, no tener que depender de nadie, al menos que se alguien se pueda adaptar a mi ritmo de viaje. Se sobreentiende que el viaje está enmarcado en la modalidad mochilero, que los lujos salen sobrando, que la idea es conocer sin gastar tanto.

Yo seguiré creando mi ruta que me lleve por tan mágicas ciudades... Luego les sigo contando.

jueves, 20 de junio de 2013

Presupuesto de mochilero para Berlin

Berlin es una visita obligada para quien esta en Alemania, y con poco dinero se puede hacer mucho. Así que una vez relatada mis experiencia en la capital alemana, me propongo a hacer una lista de gastos que se puede adaptar a cualquier persona, eso sí, siempre respetando el presupuesto, sin salirse de lo planeado; de esa forma, aseguro que se conocerá la ciudad por menos de lo que la gente cree. 

CONCEPTO
PRECIO
Hostal [4 Noches/5 Días]
75
Comida [3 x Día x 5 Días]
45
Souvenirs
20
Metro
25
Actividades
20
Extras
22
Pasajes [Desde mi pueblo]
65
TOTAL:
272

La anterior es una lista de manera general, pero a continuación enumero algunos precios por separado que convendría saber.

CONCEPTO
PRECIO
Noche en Hostal [Habitación Compartida]
10/15
Un café
2
Una postal [Souvenirs]
0.5
Un imán de recuerdo
2.5
Boleto del metro x 24 Horas
6.5
Cerveza en la calle
2
Mapa de la ciudad
4
Museo Judío
7
Acuario de Berlin
10
Columna de la Victoria
3
Currywurst con papas fritas
4
Sello de Pasaporte en Point Charly
3
Galletas
1.5
Mc Donald [Big Mac]
7
Un helado
3

miércoles, 19 de junio de 2013

De mis dias en Berlin [Parte 5]

El día martes lo dedique a conocer el Tier-Garten, un inmenso Bosque-Parque en el centro de Berlin que abarca 210 hectáreas; esta fraccionado según la dirección de las calles; dentro de él se pueden apreciar estatuas de bronce tanto de animales como de personajes célebres. Supe por allí que antes, en la Alemania dividida, era un parque donde se podía cazar ya que vivían muchos animales silvestres, por eso su nombre “Jardín de los Animales”. En ese mismo plano me acerque hasta la Siegessäule “Columna de la Victoria”, la misma fue construida para conmemorar la victoria de Prusia en la Guerra de los Ducados, parte de esa historia se puede leer allí, dentro de sus instalaciones a las cuales acceder por 3 [$ 55]. Una vez dentro, te encuentras en primera instancia con un museo sobre el monumento, para luego dar paso a unas escaleras mitad acero mitad cemento que luego de una caminata exhausta te llevan a la cúpula. Como siempre hay mucha gente, es difícil estar mucho tiempo arriba, así que se debe tener paciencia, pero al final vale la pena porque la vista que proporciona de la ciudad es única. De esa columna se desprenden 5 grandes avenidas.

Luego me desplace por dentro del Tier-Garten hasta el Schloss Bellevue “Palacio de Bellevue” que es una mansión, residencia oficial del Presidente del país. Las medidas de segura son nulas en su totalidad, así que se puede apreciar en su totalidad desde el jardín ubicado frente al majestuoso edificio, inclusive se está permitido acostarse sobre el jardín. A continuación me desplace a orillas del Spree, el rio que cruza todo Berlin hasta el Reichstag, que es el edifico del “Parlamento Alemán”, de estilo neo renacentista, que posee una cúpula digna de visitar, pero cabe destacar que por medidas de seguridad se debe hacer reservación para entrar en determinada fecha, así que lo más recomendable es tomar previsiones si se pretende incluir la subida a la copula en una posible visita a Berlin. Solo lo pude apreciar desde afuera que es más que suficiente. Uno se queda perplejo ante tanta belleza.

De allí me di otro paseo por Brandenburg Tor hasta el Denkmal Für die Ermordeten Juden Europas.
El día miércoles, último día en Berlin, me sirvió para acercarme al Aquarium Berlin, que data de 1913, a disfrutar de una inmensa variedad de insectos, reptiles, peces, medusas etc. El costo de la entrada es de 10 [$ 180], pero vale la pena. Allí estuve por espacio de tres horas haciendo el recorrido despacio para disfrutar; van muchos grupos escolares, así que paciencia.


Luego de allí, me dirigí al Berliner Olympiastadion "Estadio Olímpico de Berlin" mismo que fue construido en 1934 para albergar los famosos Juegos Olímpicos Berlin 1936. También se disputo allí la final de la Copa Mundial de la FIFA en el marco del Mundial de Futbol Alemania 2006, escenario donde canto Shakira su éxito "Bamboo". Por razones de tiempo no puede entrar, pero desde afuera de puede percibir la majestuosidad del recinto deportivo, además de que ese día el frio en Berlin no era nada normal. Terminado mi recorrido turístico, me fui al Hostal por mis cosas para irme a la terminal en espera del autobús que me llevo de regreso a mi pueblo. Y así daba por terminado una estancia de 5 días en Berlin que marcaron una visión Alemania en tu totalidad. 

jueves, 13 de junio de 2013

Mi llegada a Alemania: una gran hazaña.

Por ahora no llevo una cronología de todo lo que ha sido esta experiencia, porque luego de dedicar cuatro publicaciones a mi viaje a Berlin, he decido entrar en materia en cuanto a esto de ser Au Pair; por ello me gustaría contarles todos los pasos que me trajeron hasta aquí, pero vamos, poco a poco, escribiré conforme crea más emocionante contar.

Luego de tener lo más importante: la visa, empezaba otra parte del proceso: buscar boleto de avión. La mejor opción fue viajar en un vuelo directo de Lufthansa que salía del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México programado el domingo 21 de abril de 2013. ¿Pero que creen? Los trabajadores de Lufthansa entraban en huelga el lunes 22, por ende el vuelo quedaba cancelado hasta nuevo aviso. Yo había hecho la cena de despedida con mis amigos el sábado anterior al vuelo, así que no tenía más pendiente que hacer en México en lo que programaban el vuelo. Lo cierto fue que me reubicaron en el vuelo que salía el miércoles 24 de abril a las 9:40, creo, no recuerdo la hora exacta. Llegado el miércoles, me fui al aeropuerto a eso de las 4:30 pm, con tiempo de sobra porque mis amigas de la escuela irían a despedirme, así que tendría tiempo de sobra para la despedida. Estaba nervioso, lo puedo negar, también emocionado, pero más nervioso. Era una sensación de intranquilidad. Mis amigas llegaron un poco tarde; nos dispusimos a tomar algo mientras conversábamos. Hablamos mucho, me dieron unos regalos que aún conservo acompañados de tarjetas con mensajes hermosos dándome ánimos, deseándome buenas cosas. La verdad no pensé en emocionarme tanto con tantas muestras de cariño.


Mis amigas se fueron a eso de las 7:30, por lo que me fui a documentar sobre la hora pico del vuelo, a eso de las 8:00 pm. Mi maleta llevaba un sobrepeso de casi 3 Kg. ¡Válgame Dios! La chica que me atendió se portó súper amable en el mostrador, me dio mi pase de abordar junto a mi pasaporte, seguido de las instrucciones de cuál era la puerta, la hora límite para abordar, esas cosas que sabemos; pero del equipaje no me dijo nada, solo dijo ¡Buen viaje! Yo emocionado porque me había ahorrado el pago del sobrepeso, que ni idea de cuánto iba a costar, pero emocionado que no me cobraran nada. Camino un poco más de 500 metros hasta pasar el punto de control de migración sin ningún sobresalto, todo lo de rutina, sin novedades; me dirigí al módulo donde debía registrar mi salida del país con un sello en el pasaporte. Hasta allí todo iba bien.



Pase a la sala de espera que estaba a dos paso; no me dio tiempo de pasar a los comercios por el shopping  porque tenía el tiempo encima; lo unico que hice fue comprar un café frio en Starbucks antes de abordar. Llamaron el vuelo, la gente formada para subir al avión, sin contratiempos, todo rápido, estaba impresionado de la agilidad de los empleados de Lufthansa para organizar todo. Una vez sentado, estaba tranquilo, esperando el despegue, con pocas ansias, no podía esperar otra cosa que el despegue. Cuando el avión empezó a acercarse a la pista de despegue, estuve a punto de gritar que me bajaran, jajaja, creo que eran los nervios. Pues nada, el avión despego con tranquilidad; fueron un poco más de 10 horas de vuelo, durante las cuales vi Hitchcock, comí pollo en salsa, tome cerveza alemana, dormir, escuche a algo de los Mumford and Sons, volví a dormir, etc. Me desperté cuando faltaban dos horas para aterrizar, el sol entraba por las ventanillas que estaban abiertas a más no poder; estaban sirviendo comida, así que aproveche para llenar la panza antes de aterrizar. Y cuando menos lo esperaba, estábamos aterrizando en el Aeropuerto Internacional de Frankfurt am Main. Llegamos a eso de las 2:30; no se me hizo tan pesado el vuelo considerando todas las horas allí metido en ese avión. Fui el último en bajar del avión, no tenía prisas; de allí me dirigí al punto de control migratorio para poder sellar el pasaporte, no sin antes responder un par de preguntas de rutina. Pase sin ningún inconveniente, fui por mi maleta que pesaba un buen.


Y es que desde que pude el primer pie en Alemania, pude percibir esa tranquilidad de la que vengo hablando. El aeropuerto que es inmenso, no pude comprobarlo porque no me quede más del tiempo necesario, estaba tranquilo, los que esperaban en la cola de migración lo hacían en silencio o conversaban en voz baja, nada de gritos como estamos acostumbrados los latinos. Y así fue como llegue a tierras germanas un jueves 25 de abril de 2013. Mi primera vez en Alemania. Mi primera vez en Europa. 

De mis dias en Berlin [Parte 4]

El lunes fue más fácil todo, aunque estaba cansado, el recorrido del domingo me había dejado exhausto, pero igual quería seguir conociendo. Ese día salí temprano del Hostal en dirección a Oranienburger Tor, allí me baje, localice la calle de Auguststraße para llegar a Kunsthaus Techeles, ese antiguo edifico convertido en "galería de arte" ocupada por un colectivo que se formó luego de la caída del Muro de Berlín. El edificio no es más que una estructura que está abandonada, cerrada al público por alguna ordenanza municipal, creo fue lo que alcance a escuchar. Para acceder a parte de él, se debe entrar por la calle de atrás, es un camino terroso, llegas a una cerca de alambre que con un poco de suerte se logra pasar hasta entrar. Cuando llegue solo habían dos chicas haciendo fotos, así que en el lugar se respiraba tranquilidad, pude hacer varias fotos con calma, lo que se ve son varias piezas de esculturas, algunas pinturas dispersas, arte urbano. Para entrar al edificio como tal, había que saltar una cerca, cosa que no me atreví a hacer, pero las chicas sí; justo en ese momento, empezaron a llegar los artistas del colectivo para sorpresa de las chicas, así que se armó tremenda discusión porque estaban invadiendo espacio privado; lo bueno fue que yo solo estaba observando. Terminada mi etapa en ese espacio, me dirigí, sobre la misma calle a la Nueva Sinagoga de Berlín, construida sobre 1859 con claras influencias de arquitectura islámica; fue el centro de la comunidad Judía en Berlín por muchos años. Nunca supe si aún estaba en uso, porque lo único que ofrecía como tal era una visita guiada a la cúpula para observar parte de la ciudad; lo cierto fue que no me agrado a idea, así que solo la contemple desde afuera; era inmensamente hermoso, los detalles minúsculos le daban un toque mágico. 
Kunsthaus Techeles
Desde allí tome el U-Bahn Oranienburger Tor hasta Berlín Nordbahnhof; a menos de 200 mts se encuentra parte del Mauer Berlín sobre Bernauerstraße. Era emocionante estar allí, parado en lo que algún día dividió a una ciudad. Era poca la gente, así que daba tiempo de contemplarlo con calma. Frente al primer segmente, un cementerio, que nunca pude comprobar si era judío o no. Se camina por algo más de un kilómetro contemplando parte del muro o simplemente la línea donde estaba levantado; en algunos puntos habían fotos de esa época comparadas con ahora: el cambio era asombroso. Pude ver la magnitud de los alemanes para levantarse luego de tantos años de separación. Contemplada la primera parada sobre el Mauer Berlín, tome un tranvía que me llevo sobre varias calles hasta Berlín Warschauerstraße, a unos cuantos pasos de allí se llega frente a la East Side Gallery sobre la Mlenstraßühe. ¿Y qué es eso? Pues el unico pedazo de muro que queda en Berlin, que aún se mantiene en pie gracias a la colaboración de varios artistas del mundo que han plasmado sus obras sobre las paredes que aún se levantan. Es poco más de un kilómetro de pinturas, todas con una alusión a la Alemania divida, resaltan pinturas que son referencias en el muro. Tengo que decir que se camina sobre una acera, sin más ni más, nada de vigilancia o entrada, es totalmente gratis. Yo le dedique dos horas para poder contemplar todo el arte allí representado. Casi todas las personas que pude ver, pese a ir en grupo, hacen el recorrido en silencio, a no ser que intercambiaran un comentario sobre alguna pintura, todo era tranquila; como experiencia es algo unico ver parte de nuestra historia como humanidad es algo que no tiene descripción. Sobre la misma calle de Mlenstraßühe está el O2 World Arena, un recinto para conciertos. Aproveche que era medio día para ir a comer en Ostbahnhof. Luego regrese otra vez por el muro hasta Oberbaumstraße para contemplar el puente que sobre allí se alza. 
East Side Gallery en el Mauer Berlín
Una vez terminada mi etapa en esa parte de la ciudad me fui en dirección a Hallesches Tor para ir a darme una vuelta por el Carnaval de las Culturas que terminaba ese día. Es el mismo que hacen en Ciudad de México llamado "Feria de las Culturas Amigas", bueno, es lo mismo, gente a mil, así como miles de puestos de comida de varios países, actividades recreativas, música, teatro, opera, concierto, juegos, danza, etc. Era lunes a eso de las 2 de la tarde, el clima agradable, así que compre mi cerveza para aclimatarme con los locales. Luego de darme una vuelta por allí, me fui caminando hasta Lindenstraße, la calle donde esta Jüdisches Museum Berlín; pague la entrada de 7 [$ 120]; una vez adentro es un complejo grande, más de lo que aparenta: no llevaba expectativas para este recinto, pero al final logro convencerme, aunque pensé ver lo que estamos acostumbrados cuando nos dicen la palabra Judíos, el museo de dedica a dar a conocer como era la vida de los judíos antes del Holocausto, sus costumbres, su estilo de vida, su educación, todo eso que los hacia no aptos para los Nazi. Tiene una estructura sobria, vanguardista, un poco pretenciosa, pero igual no deja de ser hermoso. Lo más rescatable del museo es el "Vacío de la Memoria" el único espacio abierto dentro del museo donde se extienden rostros troquelados en acero con diferentes expresiones. La sensación de caminar por allí fue única. Luego de allí me salí al jardín en la parte trasera del museo, donde me senté un rato a leer, mientras lograba descansar, porque estaba cansado, y aun me quedaban cosas por hacer ese día. 
Yo en el Jüdisches Museum Berlín
Salí del museo hasta encontrar la Friedrichstraße, misma que me llevaría hasta el famoso Point Charly, el punto fronterizo entre las dos alemanias; esta fue la estación migratoria más famosa de la época, aquí las personas se presentaban con su pasaporte para que les fuera sellado y así pudieran pasar al este o al oeste, según fuese el caso. Esta colmado de turistas hasta para regalar. Unos chicos vestidos de oficiales ofrecen la foto oficial, así como sellar el pasaporte, cosa que hice por 3 euros [$ 50]. De allí me fui hasta el Barrio de Schöneberg para ver la Rathaus. Culminado mi día de turismo, me dispuse a caminar un rato hasta que se hizo de noche. Fin de mi día en Berlín. 

lunes, 10 de junio de 2013

De mis dias en Berlin [Parte 3]

Creo que lo mejor de viajar es recordar: añorar lo vivido, primero en fotos, que si bien es cierto que tiene su chiste, nada mejor que lo que se siente, esa sensación de haber descubierto un lugar nuevo, diferente, alejado de tu cotidianidad, un lugar que haces propio por espacio de días; quieres sentirte parte de él, logras penetrar en lo más profundo de su cuerpo, pero una vez que sientes esa sensación de conquista, es hora de partir. Eso me paso con Berlín.

Pero bueno, a lo que vamos. Siguiendo con la cronología de mi viaje, mi segundo día en Berlín era en domingo, que mejor oportunidad para conocer otro rostro de la ciudad, aparte de que hacia un tiempo maravilloso, muchísimo sol.


Lo primero que hice fue comer algo en el Hostal: mermelada, queso, galletas saladas, jamón, etc.; una vez con las pilas cargadas, a la calle. Me fui caminando hasta Sophie-Charlotte-Straße U-Bahn, compre el ticket del metro en abono por 24 horas: 6,50  [$ 100 pesos]. Me baje en Alexanderplazt, famosísima plaza en Berlín, visita indispensable. Llevaba muchas expectativas; cuando salí del metro lo primero que me impresiono fue tanto sol que hacía, luego vi la plaza: En principio no es la gran plaza que esperaba encontrar, pero tiene dinámica: edificios, líneas del tranvía que pasan por medio, una fuente en primera plana. Como era domingo, la verdad no había mucha gente por la zona, además, a las 9 am, mucho que menos. 


Continúe mi camino por la Schloßplatz Straße hasta toparme con la Berliner Dom [Catedral de Berlín], sencillamente mágico, un edificio de estilo neobarroco con una cúpula de ensueño. Lo estuve admirando un buen rato; tiene a un costado un café que se veía agradable, pero no entre. En el mismo cuadro de la ciudad, a menos de 10 pasos me topé con Altes Museum, colosal construcción de estilo clásico que asemeja a la antigua Grecia. Tiene un largo jardín donde bien se puede descansar en la grama, tomar el sol, leer un libro, todo eso que ofrece Berlín. Del lado derecho, por Am Lustgarten hasta Bodestraße esta lo que se conoce como la Isla de los Museos, un complejo a orillas del rio donde se ubican varios museos de renombre, infaltables en el recorrido cultural de Berlín. Por allí estuve caminando un buen rato, contemplado la arquitectura de los edificios que formaban todo ese complejo cultural. Seguí caminando por la Bodestraße hasta cruzar el puente, hasta toparme con un mercadillo en la Am Zeughaus, una calle cerrada al tránsito de vehículos; lo mismo te vendían pan que obras de arte. Lo peculiar de los mercados en Berlín es que siempre, pese a la cantidad de gente, reina la calma, nadie grita, nadie empuja, por eso provoca visitarlos.


Empecé a caminar en dirección a la Fernsehen Tower que se ve desde cualquier parte de Berlín; por la zona abundaban las grúas; la ciudad pasa por un proceso de modernización constante, por lo que pude percibir. En camino me topé con la Rathaus de Berlín, un hermoso edificio de estilo renacentista de ladrillos rojos, simplemente hermoso. Lo malo, es que debido a la cantidad de grúas de la zona, fue imposible hacer una buena foto o apreciarlo en su complejidad, pero lo que vi me encanto. Camine en dirección norte hasta toparme con otra parte, si se podría decir así, de la Alexanderplazt, con una monumental fuente de estilo griego, al fondo la Fernsehen Tower; más a la derecha St. Marienkirche. Es una agradable zona donde puedes sentarte a un lado a contemplar a los turistas tomarse fotos, o simplemente si quieres tomar el sol. 


Después de echar un ojo, volví a salir a la avenida principal, pero esta vez a Unter den Linden, caminando se llega a la Neue Wache, el Edificio de la Nueva Guardia, pequeño, pero con un encanto que satisface la mirada de cualquier turista. En este tramo, es común ver un sin fin de grúas, puesto que están remodelando algunos edificios antiguos para conservar sus fachadas. Por la larga calle Unter den Linden se llega, que simula la Masaryk mexicana, a Brandenburg Tor. Durante el recorrido de algo más de un kilómetro, se puede apreciar un sin fin de tiendas, bancos, restaurantes, cafés, librerías, florerías, tiendas de souvenirs, museos, etc. La calle está repleta de gente, es normal, domingo a las 11 de la mañana, turistas a millón, un panorama multicultural. Cuando un semáforo está en rojo para el cruce puedes escuchar en una esquina diferentes lenguas habladas por sus nativos, de todas partes. Es un espectáculo único. Tienen que vivirlo para saber de lo que hablo. Bueno, llegue por fin a la gran Brandenburg Tor, ese monumento tan propio de Berlín, símbolo de la capital ante el mundo; turistas haciendo la foto del recuerdo, otros tantos intentando llamar la atención de los turistas con trajes que simulaban la época de la Alemania dividida, un espectáculo de break-dance en la calle por parte de un grupo de jóvenes, en fin, todo parecía tan alocado pero tan tranquilo que era difícil creer que se estaba allí. Luego de varios minutos allí, haciendo las respectivas fotos, me fui hasta Tier-Garten, ese gran bosque-parque en medio de la ciudad que simula un Chapultepec pero en otras dimensiones, mas colosal, mas armonioso, más hermoso.


Quería perderme en sus caminos, pero eso requería mínimo un día completo, así que decidí desviarme de camino e irme al Denkmal Für die Ermordeten Juden Europas que sencillamente es único, como me lo había recordado mi gran amigo Javier Telis. Una hilera de columnas de concreto que simulaban un laberinto, donde uno podía caminar libremente, detenerse a pensar, respirar, llorar si fuese el caso. Es una parada obligada para todo turista que visita Berlín. De allí, un poco cansado, era la 1 de la tarde, decidí irme al Hostal a descansar un poco para tomar energías. Regrese en metro, descanse un par de horas. Sabía que Berlín me esperaba afuera, que no debía precipitarme; conocí otra manera de hacer turismo sin el afán de estar todo el día en calle. 

A eso de las 3 de la tarde o un poco más tarde, sin un plan definido, me subí al metro esperando que la ciudad me sorprendiera. ¡Y lo hizo! Mi intuición me hizo bajarme en Eberswalder Straße, sin imaginarme el panorama que me encontraría en frente. Algo me decía que iba en la dirección correcta, porque vi una masa de personas caminar desde la estación del metro a un lugar que no tenía idea, así que me deje llevar, y cuando menos supe estaba frente al Mauerpark Berlín; ese legendario parque testigo de grandes acontecimientos, que aún conserva parte del Muro de Berlín.


Era impresionante ver todo ese mosaico de situaciones: un mercadillo vintage-hippie donde bien vendían cosas nuevas que usadas, una concha acústica donde el más valiente subía a cantar lo que fuese solo por el gusto de entretener a los demás, una cancha de Basquetbol donde dos equipos de jóvenes nativos se enfrentaban bajo la mirada apremiante de los locales, familias enteras haciendo cualquier tipo de actividades en la grama, asando carne, jugando a las cartas, tomando el sol con un traje de baño en plena ciudad. Fue una experiencia mágica haberme topado con Mauerpark, porque pude vislumbrar la otra cara de Berlín, el de sus habitantes, no el Berlín turístico. Me di una vuelta por el mercadillo, aunque lo único que compre fue una cerveza para hacer más ligera la caminata; fui un rato a ver el juego, luego escucho a una chica imitar a Amy Winehouse llevándose un sin fin de aplausos.


Un par de horas de estar rondando por allí, me dirigí caminando a Kulturhaus im Ernst-Thälmann-Park, una antigua fábrica de cerveza que fue convertida en un espacio cultural donde se encontraba desde un museo hasta un antro; aunque estaba cerrado todo, a eso de las 6 de la tarde, excepto la oficina de información turística, me pude dar una vuelta por sus silenciosas calles. De allí me fui directo al Barrio de Schöneberg para comer-cenar en un restaurante típico alemán. Comí delicioso por solo 18  [$ 300]. Luego, me senté en una calle a tomarme una cerveza mientras iba apuntando en mi libreta aquellos detalles que no quería dejar escapar. Y de allí, directamente a descansar al Hostal a eso de las 10 pm a dormir. 

viernes, 31 de mayo de 2013

De mis dias en Berlin [Parte 2]

Una vez en Ostkreuz, empecé a buscar en el mapa que estaba en la estación del metro a donde iba, que dirección tomaba; una vez ubicado en el mapa mi Hostal, a comprar el ticket del metro: como no tenía la menor idea de cómo funcionaban las maquinas que estaban allí, compre un boleto para viaje sencillo por 2,60 €  [$ 43]; en un principio se me hizo algo complicado, pero luego de varios minutos en la máquina, una cola de más de 10 personas esperando detrás de mí para comprar, pude tener mi ticket. Me subí al metro, algo asustado, la verdad, lo único que hacía era mirar el mapa para saber que iba en la dirección correcta; pero con algo de susto que llevaba, me baje en una estación, en la que según mis cálculos, tenía que hacer transbordo, pero cuando me acerque a un oficial para preguntarle, me dijo que no, que del vagón del que me había bajado, me iba a llevar a donde quería, que esperara el siguiente que iba en la misma dirección. Ya con esa información, me relaje un poco. Seguía lloviendo, el metro unas veces por la superficie, otras veces por túneles, así que a rato podía ver el paisaje berlinés. Llegue a la estación de mi destino: Berlín Westend, en el Barrio de Charlottenburg.

Llegue al Hostal. Hice mi Check-in a eso de las 4 de la tarde; aún seguía lloviendo, a estas alturas estaba utilizando mi paraguas, indispensable accesorio en Alemania para salir hasta para la esquina. Como decía, me registre en el Hostal, quise descansar un poco, eran las 4:00 pm, estaba lloviendo, no había comido aún. Luego de media hora de descanso, me salí a la calle sin nada más que mi chamarra, un paraguas, mi cámara fotográfica, por supuesto. Y lo más indispensable: Geld [Dinero].

Cuando empecé a caminar, empecé a vislumbrar lo bello del barrio donde estaba, casas grandes, hermosas, calles tranquilas, parques a cada esquina, muchos árboles, mucho silencio para ser sábado, pero en Alemania todo es silencio. Caminando por aquí, caminando por allá, me topé con el Charlottenburg Scholeß [Spandauer Damm Straße], un gran palacio de estilo barroco impresionantemente hermoso. Hice mis primeras fotos, creo que había dejado de llover a eso de las 5. Pude entrar al patio principal, pero el Palacio como tal estaba cerrado. 

Así que sin más que hacer por allí, me salí, seguí por la hermosa ScholoßStraße, una gran calle con pequeños negocios, muchas casas, alguna que otra iglesia, eso sí, muchos árboles. Camine por allí con mucha lentitud, para poder apreciar todo lo que me rodeaba. No se veía gente en la calle, así que podía decir que estaba solo en el mundo, en ese momento. 
ScholoßStraße
Luego de haber cruzado la calle de un extremo a otro, me topé con una gran avenida, de las principales en Berlín: BismarckStraße, me paré en toda una esquina para hacer una foto panorámica de la calle con sus casas alrededor. Empecé a caminar en dirección Oeste-Este. Una gran avenida como nuestra Av. Insurgentes, algo así. 

En ese caminar me topé con la Deutsche Oper [Opera Alemana de Berlín]. Un edificio algo particular al cual no le tome fotos porque estaban trabajando en la avenida, así que había muchas grúas que impedían tener un buen ángulo. Seguí caminado. Ya a ese punto se me había olvidado que tenía hambre, Berlín me estaba hipnotizando. Después de 2 Km estaba topándome con Ernst-Reuter-Platz, una glorieta inmensa de donde se desprenden varias avenidas grandes en Berlín. Y es allí donde empieza la famosa Av. 17 de Junio, que en mi primera impresión es Paseo de la Reforma. Esa avenida llega hasta la Puerta de Brandemburgo, pero no sabía si podría llegar allí caminando, porque empezaba a sentirme cansado, así que de allí, de la glorieta de Ernst-Reuter-Platz camine por la Av. 17 de Junio hasta Charlottenburg Tor [Puerta de Charlottenburg], dos hermosas columnas que dan la bienvenida a la Av. 17 de Junio.
Charlottenburg Tor

Allí decidí regresar al Hostal, eran algo más de las 5:40 pm, estaba algo cansado; pero mi motivo principal era regresar porque ese día era la fina del Festival de la Canción de Eurovisión. Así que emprendí mi regreso, pero aventurándome, me fui por otro camino diferente al que había tomado. Mejor que no. Me eche una pérdida por un barrio del oeste de Berlín que me mantuvo por más de tres horas caminando buscando el Hostal. A todas estas, aún no había comprado un mapa de la ciudad, así que tenía que llegar por mi propia intuición. Lo cierto fue que en el barrio que me perdí pude conocer otra cara de Berlín. Un barrio hermoso, con casas impresionantes, tiendas, galerías, museos, cafés, restaurantes, boutiques, librerías, parques, jardines, etc. En fin, todo eso de lo que se compone una ciudad, así. No era para nada un barrio peligroso, como seguro ustedes se están imaginando, al contrario, era un barrio estilo San Ángel en el DF. Hacia algo de frío  lo bueno era que no llovía, así que podía caminar e ir contemplando el paisaje a mí alrededor. Por unos momentos se me olvido que me había perdido, no me desespere, me lo tome con mucha calma hasta cierto punto, cuando después de tres horas intentando conseguir el Hostal, empecé a asustarme, casi a llorar; pero me dice: ¡cálmate! Pregunta, no tienes de otra. Y fue así como me acerque a un puesto de revista donde un señor de casi 70 años me indico como podía llegar, todo en alemán, pregúntenme: ¿Que entendí? La mitad. Con esas instrucciones emprende el camino por donde se me había indicado. Después de caminar otro buen rato [Lo bueno era que llevaba unos tenis cómodos] me di cuenta, jajaja, que estaba caminando en círculos. ¡Por Dios! No podía creer lo estúpido que había sido, así que me eche a reír, me pare en un punto, trace una ruta mental para no repetir las mismas calles; por último, luego de 20 minuto, casi lloro de la emoción cuando llegue a la calle indicada. Estaba tan feliz. Seguí caminando, me topé con un súper debajo del Hostal, así que compre algo para comer, porque a todas estas, aún no había comido, con la perdida que me eche, se me olvido el hambre que traía. Así fue como transcurrió mi primer día en Berlín. Llegue al Hostal, comí, me puse a ver Eurovisión. Me dormí como niño hasta el día siguiente.

domingo, 26 de mayo de 2013

De mis días en Berlin [Parte 1]


Hace unos días estuve de escapada por la capital alemana: Berlín. Fue un viaje que prepare en cuestión de horas, cuando la familia me notifico que tenía 5 días libres para mí, que podía hacer lo que quisiera; en vista de ello, me di a la tarea de ver a donde me iba. En primer lugar, la idea era irme a Praga, pero no era tan fácil preparar un viaje a Praga de un día para otro, así que fui más práctico: decidí quedarme en Alemania. En mis planes había estado el visitar Berlín. Y me dije: ¿Por qué no Berlín?
No fue fácil, un viernes a las 2 de la tarde buscando transporte para el día siguiente. El viaje en tren [www.bahn.de] que por lo regular cuesta 29 € [$ 480] para ir, pero como era de un día para otro, me saldría en 72 € [$ 1,160], un poco más del doble, así que en primera instancia el tren estaba descartado; pero tenía otra manera de viajar: compartiendo auto. En Europa es común que a través de una página (http://www.mitfahrgelegenheit.de) las personas ofrezcan asientos a desconocidos para aminorar gastos. Así que buscando el viernes, me encontré con una oferta que salía  desde Kronach (a 5 Km de mi pueblo) hasta Berlín el sábado a las 10 am por solo 20 € [$ 330] así que me puse en contacto con el conductor para apartar mi asiento. Quedando todo arreglado con el transporte de ida, solo me faltaba buscar la manera de regresarme; así que buscando por diferentes medios de transporte, me topé con una línea de autobuses [http://meinfernbus.de] que me llevaba desde Berlín a un pueblo a 40 Km del mío por solo 18 € [$ 290]; de allí tendría que tomar el tren hasta Kronach. 
Teniendo resuelto lo del transporte, buscar hotel. No era fácil pues de un día para otro es difícil, caro, complicado, etc. Me metí en mi buscador favorito de hoteles Booking [http://www.booking.com]; encontré un hostal disponible por 15 € [$ 250] la noche en habitación compartida. La verdad que solo necesitaba una cama para llegar a dormir en la noche, así que reserve para 4 Noches/5 Días en el barrio de Charlottenburg en el Oeste de Berlín. 
Resolviendo las dos cosas más importantes: Transporte/Hospedaje, el viernes por la noche me puse a buscar en internet los puntos claves de la ciudad que tenía que conocer, para no llegar tan perdido, mientras hacia la maleta, revisaba la información, hacia una pequeña lista de cosas por hacer. Me dormí como a las 2 am. Ya el sábado a las 7 am estaba más que despierto, listo para arreglarme e irme al punto de encuentro acordado por el conductor: la Bahnhof de Kronach a las 10:00 am. De mi pueblo a Kronach me llevo Opa [el abuelo de los niños] a eso de las 9:30 am. Justo a las 10 en punto de apareció Mike, el chico que iba a Berlín. Nos presentamos, subí mis bolsos, le dije: Ich spreche Deutsch nicht perkekt, jajaja. Y emprendimos el viaje a Berlín. El mismo duro casi 5 horas [por lo regular son 4 horas, pero había algo de lluvia]. Durante el viaje pude apreciar paisajes, pueblos que se asomaban, pero sobre todo mucha tranquilidad; creo que sería la mejor palabra que le va a Alemania: tranquilidad. 
Llegamos a Berlín a eso de las 2:30 pm. Le dije a Mike que me dejara en una estación del metro para poder ir al Hostal. Y así fue; después de recorrer varios minutos la ciudad, mis impresiones no se hicieron esperar: Berlín es el D.F. pero en Alemania; mucha industria, muchas fábricas a las afueras de la ciudad te dan la bienvenida, pero luego empiezas a adentrarte, a ir viendo paisajes, casas, plazas, lugares, etc. Me dejo en la estación Ostkreuz, en Berlín del Este. Y es aquí donde empieza la aventura. 

Estación del Metro en Berlin