El
lunes fue más fácil todo, aunque estaba cansado, el recorrido del domingo me había
dejado exhausto, pero igual quería seguir conociendo. Ese día salí temprano del
Hostal en dirección a Oranienburger Tor, allí me baje, localice la calle de
Auguststraße para llegar a Kunsthaus
Techeles, ese antiguo edifico convertido en "galería de arte"
ocupada por un colectivo que se formó luego de la caída del Muro de Berlín. El
edificio no es más que una estructura que está abandonada, cerrada al público
por alguna ordenanza municipal, creo fue lo que alcance a escuchar. Para
acceder a parte de él, se debe entrar por la calle de atrás, es un camino terroso,
llegas a una cerca de alambre que con un poco de suerte se logra pasar hasta
entrar. Cuando llegue solo habían dos chicas haciendo fotos, así que en el
lugar se respiraba tranquilidad, pude hacer varias fotos con calma, lo que se
ve son varias piezas de esculturas, algunas pinturas dispersas, arte urbano.
Para entrar al edificio como tal, había que saltar una cerca, cosa que no me atreví
a hacer, pero las chicas sí; justo en ese momento, empezaron a llegar los
artistas del colectivo para sorpresa de las chicas, así que se armó tremenda discusión
porque estaban invadiendo espacio privado; lo bueno fue que yo solo estaba
observando. Terminada mi etapa en ese espacio, me dirigí, sobre la misma calle
a la Nueva Sinagoga de Berlín,
construida sobre 1859 con claras influencias de arquitectura islámica; fue el
centro de la comunidad Judía en Berlín por muchos años. Nunca supe si aún
estaba en uso, porque lo único que ofrecía como tal era una visita guiada a la cúpula
para observar parte de la ciudad; lo cierto fue que no me agrado a idea, así
que solo la contemple desde afuera; era inmensamente hermoso, los detalles minúsculos
le daban un toque mágico.
Desde allí tome el U-Bahn Oranienburger Tor
hasta Berlín Nordbahnhof; a menos de 200 mts se encuentra parte del Mauer Berlín sobre Bernauerstraße. Era
emocionante estar allí, parado en lo que algún día dividió a una ciudad. Era
poca la gente, así que daba tiempo de contemplarlo con calma. Frente al primer
segmente, un cementerio, que nunca pude comprobar si era judío o no. Se camina
por algo más de un kilómetro contemplando parte del muro o simplemente la línea
donde estaba levantado; en algunos puntos habían fotos de esa época comparadas
con ahora: el cambio era asombroso. Pude ver la magnitud de los alemanes para
levantarse luego de tantos años de separación. Contemplada la primera parada
sobre el Mauer Berlín, tome un tranvía
que me llevo sobre varias calles hasta Berlín Warschauerstraße, a unos
cuantos pasos de allí se llega frente a la East Side Gallery sobre la Mlenstraßühe. ¿Y qué es eso? Pues
el unico pedazo de muro que queda en Berlin, que aún se mantiene en pie gracias
a la colaboración de varios artistas del mundo que han plasmado sus obras sobre
las paredes que aún se levantan. Es poco más de un kilómetro de pinturas, todas
con una alusión a la Alemania divida, resaltan pinturas que son referencias en
el muro. Tengo que decir que se camina sobre una acera, sin más ni más, nada de
vigilancia o entrada, es totalmente gratis. Yo le dedique dos horas para poder
contemplar todo el arte allí representado. Casi todas las personas que pude
ver, pese a ir en grupo, hacen el recorrido en silencio, a no ser que
intercambiaran un comentario sobre alguna pintura, todo era tranquila; como
experiencia es algo unico ver parte de nuestra historia como humanidad es algo
que no tiene descripción. Sobre la misma calle de Mlenstraßühe está el O2 World Arena, un recinto para
conciertos. Aproveche que era medio día para ir a comer en Ostbahnhof. Luego
regrese otra vez por el muro hasta Oberbaumstraße para contemplar el
puente que sobre allí se alza.
East Side Gallery en el Mauer Berlín |
Una vez terminada mi etapa en esa parte de la
ciudad me fui en dirección a Hallesches Tor para ir a darme una vuelta por
el Carnaval de las Culturas que
terminaba ese día. Es el mismo que hacen en Ciudad de México llamado
"Feria de las Culturas Amigas", bueno, es lo mismo, gente a mil, así
como miles de puestos de comida de varios países, actividades recreativas, música,
teatro, opera, concierto, juegos, danza, etc. Era lunes a eso de las 2 de la
tarde, el clima agradable, así que compre mi cerveza para aclimatarme con los
locales. Luego de darme una vuelta por allí, me fui caminando
hasta Lindenstraße, la calle donde esta Jüdisches Museum Berlín; pague
la entrada de 7 € [$
120]; una vez adentro es un complejo grande, más de lo que aparenta: no llevaba
expectativas para este recinto, pero al final logro convencerme, aunque pensé
ver lo que estamos acostumbrados cuando nos dicen la palabra Judíos, el museo
de dedica a dar a conocer como era la vida de los judíos antes del Holocausto,
sus costumbres, su estilo de vida, su educación, todo eso que los hacia no
aptos para los Nazi. Tiene una estructura sobria, vanguardista, un poco
pretenciosa, pero igual no deja de ser hermoso. Lo más rescatable del museo es
el "Vacío de la Memoria" el único espacio abierto dentro del museo
donde se extienden rostros troquelados en acero con diferentes expresiones. La sensación
de caminar por allí fue única. Luego de allí me salí al jardín en la parte
trasera del museo, donde me senté un rato a leer, mientras lograba descansar, porque
estaba cansado, y aun me quedaban cosas por hacer ese día.
Yo en el Jüdisches Museum Berlín |
Salí del museo hasta
encontrar la Friedrichstraße, misma que me llevaría hasta el famoso Point Charly, el punto fronterizo entre
las dos alemanias; esta fue la estación migratoria más famosa de la época, aquí
las personas se presentaban con su pasaporte para que les fuera sellado y así
pudieran pasar al este o al oeste, según fuese el caso. Esta colmado de
turistas hasta para regalar. Unos chicos vestidos de oficiales ofrecen la foto oficial,
así como sellar el pasaporte, cosa que hice por 3 euros [$ 50]. De allí me fui
hasta el Barrio de Schöneberg para ver la Rathaus. Culminado mi día
de turismo, me dispuse a caminar un rato hasta que se hizo de noche. Fin de mi día
en Berlín.
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