jueves, 13 de junio de 2013

De mis dias en Berlin [Parte 4]

El lunes fue más fácil todo, aunque estaba cansado, el recorrido del domingo me había dejado exhausto, pero igual quería seguir conociendo. Ese día salí temprano del Hostal en dirección a Oranienburger Tor, allí me baje, localice la calle de Auguststraße para llegar a Kunsthaus Techeles, ese antiguo edifico convertido en "galería de arte" ocupada por un colectivo que se formó luego de la caída del Muro de Berlín. El edificio no es más que una estructura que está abandonada, cerrada al público por alguna ordenanza municipal, creo fue lo que alcance a escuchar. Para acceder a parte de él, se debe entrar por la calle de atrás, es un camino terroso, llegas a una cerca de alambre que con un poco de suerte se logra pasar hasta entrar. Cuando llegue solo habían dos chicas haciendo fotos, así que en el lugar se respiraba tranquilidad, pude hacer varias fotos con calma, lo que se ve son varias piezas de esculturas, algunas pinturas dispersas, arte urbano. Para entrar al edificio como tal, había que saltar una cerca, cosa que no me atreví a hacer, pero las chicas sí; justo en ese momento, empezaron a llegar los artistas del colectivo para sorpresa de las chicas, así que se armó tremenda discusión porque estaban invadiendo espacio privado; lo bueno fue que yo solo estaba observando. Terminada mi etapa en ese espacio, me dirigí, sobre la misma calle a la Nueva Sinagoga de Berlín, construida sobre 1859 con claras influencias de arquitectura islámica; fue el centro de la comunidad Judía en Berlín por muchos años. Nunca supe si aún estaba en uso, porque lo único que ofrecía como tal era una visita guiada a la cúpula para observar parte de la ciudad; lo cierto fue que no me agrado a idea, así que solo la contemple desde afuera; era inmensamente hermoso, los detalles minúsculos le daban un toque mágico. 
Kunsthaus Techeles
Desde allí tome el U-Bahn Oranienburger Tor hasta Berlín Nordbahnhof; a menos de 200 mts se encuentra parte del Mauer Berlín sobre Bernauerstraße. Era emocionante estar allí, parado en lo que algún día dividió a una ciudad. Era poca la gente, así que daba tiempo de contemplarlo con calma. Frente al primer segmente, un cementerio, que nunca pude comprobar si era judío o no. Se camina por algo más de un kilómetro contemplando parte del muro o simplemente la línea donde estaba levantado; en algunos puntos habían fotos de esa época comparadas con ahora: el cambio era asombroso. Pude ver la magnitud de los alemanes para levantarse luego de tantos años de separación. Contemplada la primera parada sobre el Mauer Berlín, tome un tranvía que me llevo sobre varias calles hasta Berlín Warschauerstraße, a unos cuantos pasos de allí se llega frente a la East Side Gallery sobre la Mlenstraßühe. ¿Y qué es eso? Pues el unico pedazo de muro que queda en Berlin, que aún se mantiene en pie gracias a la colaboración de varios artistas del mundo que han plasmado sus obras sobre las paredes que aún se levantan. Es poco más de un kilómetro de pinturas, todas con una alusión a la Alemania divida, resaltan pinturas que son referencias en el muro. Tengo que decir que se camina sobre una acera, sin más ni más, nada de vigilancia o entrada, es totalmente gratis. Yo le dedique dos horas para poder contemplar todo el arte allí representado. Casi todas las personas que pude ver, pese a ir en grupo, hacen el recorrido en silencio, a no ser que intercambiaran un comentario sobre alguna pintura, todo era tranquila; como experiencia es algo unico ver parte de nuestra historia como humanidad es algo que no tiene descripción. Sobre la misma calle de Mlenstraßühe está el O2 World Arena, un recinto para conciertos. Aproveche que era medio día para ir a comer en Ostbahnhof. Luego regrese otra vez por el muro hasta Oberbaumstraße para contemplar el puente que sobre allí se alza. 
East Side Gallery en el Mauer Berlín
Una vez terminada mi etapa en esa parte de la ciudad me fui en dirección a Hallesches Tor para ir a darme una vuelta por el Carnaval de las Culturas que terminaba ese día. Es el mismo que hacen en Ciudad de México llamado "Feria de las Culturas Amigas", bueno, es lo mismo, gente a mil, así como miles de puestos de comida de varios países, actividades recreativas, música, teatro, opera, concierto, juegos, danza, etc. Era lunes a eso de las 2 de la tarde, el clima agradable, así que compre mi cerveza para aclimatarme con los locales. Luego de darme una vuelta por allí, me fui caminando hasta Lindenstraße, la calle donde esta Jüdisches Museum Berlín; pague la entrada de 7 [$ 120]; una vez adentro es un complejo grande, más de lo que aparenta: no llevaba expectativas para este recinto, pero al final logro convencerme, aunque pensé ver lo que estamos acostumbrados cuando nos dicen la palabra Judíos, el museo de dedica a dar a conocer como era la vida de los judíos antes del Holocausto, sus costumbres, su estilo de vida, su educación, todo eso que los hacia no aptos para los Nazi. Tiene una estructura sobria, vanguardista, un poco pretenciosa, pero igual no deja de ser hermoso. Lo más rescatable del museo es el "Vacío de la Memoria" el único espacio abierto dentro del museo donde se extienden rostros troquelados en acero con diferentes expresiones. La sensación de caminar por allí fue única. Luego de allí me salí al jardín en la parte trasera del museo, donde me senté un rato a leer, mientras lograba descansar, porque estaba cansado, y aun me quedaban cosas por hacer ese día. 
Yo en el Jüdisches Museum Berlín
Salí del museo hasta encontrar la Friedrichstraße, misma que me llevaría hasta el famoso Point Charly, el punto fronterizo entre las dos alemanias; esta fue la estación migratoria más famosa de la época, aquí las personas se presentaban con su pasaporte para que les fuera sellado y así pudieran pasar al este o al oeste, según fuese el caso. Esta colmado de turistas hasta para regalar. Unos chicos vestidos de oficiales ofrecen la foto oficial, así como sellar el pasaporte, cosa que hice por 3 euros [$ 50]. De allí me fui hasta el Barrio de Schöneberg para ver la Rathaus. Culminado mi día de turismo, me dispuse a caminar un rato hasta que se hizo de noche. Fin de mi día en Berlín. 

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