jueves, 13 de junio de 2013

Mi llegada a Alemania: una gran hazaña.

Por ahora no llevo una cronología de todo lo que ha sido esta experiencia, porque luego de dedicar cuatro publicaciones a mi viaje a Berlin, he decido entrar en materia en cuanto a esto de ser Au Pair; por ello me gustaría contarles todos los pasos que me trajeron hasta aquí, pero vamos, poco a poco, escribiré conforme crea más emocionante contar.

Luego de tener lo más importante: la visa, empezaba otra parte del proceso: buscar boleto de avión. La mejor opción fue viajar en un vuelo directo de Lufthansa que salía del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México programado el domingo 21 de abril de 2013. ¿Pero que creen? Los trabajadores de Lufthansa entraban en huelga el lunes 22, por ende el vuelo quedaba cancelado hasta nuevo aviso. Yo había hecho la cena de despedida con mis amigos el sábado anterior al vuelo, así que no tenía más pendiente que hacer en México en lo que programaban el vuelo. Lo cierto fue que me reubicaron en el vuelo que salía el miércoles 24 de abril a las 9:40, creo, no recuerdo la hora exacta. Llegado el miércoles, me fui al aeropuerto a eso de las 4:30 pm, con tiempo de sobra porque mis amigas de la escuela irían a despedirme, así que tendría tiempo de sobra para la despedida. Estaba nervioso, lo puedo negar, también emocionado, pero más nervioso. Era una sensación de intranquilidad. Mis amigas llegaron un poco tarde; nos dispusimos a tomar algo mientras conversábamos. Hablamos mucho, me dieron unos regalos que aún conservo acompañados de tarjetas con mensajes hermosos dándome ánimos, deseándome buenas cosas. La verdad no pensé en emocionarme tanto con tantas muestras de cariño.


Mis amigas se fueron a eso de las 7:30, por lo que me fui a documentar sobre la hora pico del vuelo, a eso de las 8:00 pm. Mi maleta llevaba un sobrepeso de casi 3 Kg. ¡Válgame Dios! La chica que me atendió se portó súper amable en el mostrador, me dio mi pase de abordar junto a mi pasaporte, seguido de las instrucciones de cuál era la puerta, la hora límite para abordar, esas cosas que sabemos; pero del equipaje no me dijo nada, solo dijo ¡Buen viaje! Yo emocionado porque me había ahorrado el pago del sobrepeso, que ni idea de cuánto iba a costar, pero emocionado que no me cobraran nada. Camino un poco más de 500 metros hasta pasar el punto de control de migración sin ningún sobresalto, todo lo de rutina, sin novedades; me dirigí al módulo donde debía registrar mi salida del país con un sello en el pasaporte. Hasta allí todo iba bien.



Pase a la sala de espera que estaba a dos paso; no me dio tiempo de pasar a los comercios por el shopping  porque tenía el tiempo encima; lo unico que hice fue comprar un café frio en Starbucks antes de abordar. Llamaron el vuelo, la gente formada para subir al avión, sin contratiempos, todo rápido, estaba impresionado de la agilidad de los empleados de Lufthansa para organizar todo. Una vez sentado, estaba tranquilo, esperando el despegue, con pocas ansias, no podía esperar otra cosa que el despegue. Cuando el avión empezó a acercarse a la pista de despegue, estuve a punto de gritar que me bajaran, jajaja, creo que eran los nervios. Pues nada, el avión despego con tranquilidad; fueron un poco más de 10 horas de vuelo, durante las cuales vi Hitchcock, comí pollo en salsa, tome cerveza alemana, dormir, escuche a algo de los Mumford and Sons, volví a dormir, etc. Me desperté cuando faltaban dos horas para aterrizar, el sol entraba por las ventanillas que estaban abiertas a más no poder; estaban sirviendo comida, así que aproveche para llenar la panza antes de aterrizar. Y cuando menos lo esperaba, estábamos aterrizando en el Aeropuerto Internacional de Frankfurt am Main. Llegamos a eso de las 2:30; no se me hizo tan pesado el vuelo considerando todas las horas allí metido en ese avión. Fui el último en bajar del avión, no tenía prisas; de allí me dirigí al punto de control migratorio para poder sellar el pasaporte, no sin antes responder un par de preguntas de rutina. Pase sin ningún inconveniente, fui por mi maleta que pesaba un buen.


Y es que desde que pude el primer pie en Alemania, pude percibir esa tranquilidad de la que vengo hablando. El aeropuerto que es inmenso, no pude comprobarlo porque no me quede más del tiempo necesario, estaba tranquilo, los que esperaban en la cola de migración lo hacían en silencio o conversaban en voz baja, nada de gritos como estamos acostumbrados los latinos. Y así fue como llegue a tierras germanas un jueves 25 de abril de 2013. Mi primera vez en Alemania. Mi primera vez en Europa. 

1 comentario:

  1. :) Espero que te encante Europa! Vas a poder viajar y conocer sitios preciosos, ya verás!

    Te deje mi email en mi blog, te lo dejo aquí (anaupairsuitcase@gmail.com) para que me escribas un correo y así poder hablar mejor de lo de la entrevista.

    ¡Un saludo y mucha suerte en los primeros días!

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